Desde sus primeros libros conjuntos, Liliana y yo no hemos dejado de visitar escuelas, librerías, bibliotecas y ferias y festivales literarios de todo tipo. A veces lo hemos hecho tan intensamente que hemos acabado literalmente exhaustos. Cada curso, cuando llega el mes de junio, ya estamos agotados. Hay que pensar que el día de Sant Jordi se ha transformado en la semana de Sant Jordi y, en la práctica, ha acabado siendo el mes de Sant Jordi y ya nos dirigimos hacia el trimestre.
Esto hace que los finales de curso siempre sean agotadores. Por eso, a finales de junio siempre nos decimos que tenemos que aflojar. Ahora bien, cuando llega septiembre, volvemos a la carretera, y lo hacemos con ganas y gusto, como si sintiéramos la necesidad, y la sentimos, de estar tan cerca de los lectores bajitos como podamos. Además, no nos engañemos, el público infantil es agradecido hasta el infinito y su entusiasmo es una carga de pilas absoluta.
¿Cómo si no se explica que en plena Covid inventáramos El tour más absurdo del mundo para poder estar con nuestros lectores aunque fuera a través de las pantallas?
Tenemos mil anécdotas con niños que nos han venido a ver a librerías, escuelas y donde sea (teatros, museos, plazas y calles, centros cívicos...).
Entre todas estas anécdotas hay una que no olvidaremos. Un día en El Altell, la librería de Banyoles, un niño nos dio una carta, le firmamos sus libros, nos hicimos una foto con él y le dimos las gracias por la carta. Más tarde, cuando ya volvíamos al coche camino de casa, Liliana abrió la carta. Había un dibujo de Agus Pianola y el Sr. Flat y debajo una frase breve y concisa: 'Yo creo en vosotros'.
Una frase como esta 'Yo creo en vosotros' justifica por sí sola todos los on the roads del mundo y nos hace entender que somos de la escuela de Bob Dylan que se inventó aquello del never-ending tour. ¡Qué frase! Realmente, como decía Foix, un tiro es un impacto.
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